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Con retraso finalizó la COP28, con un texto de conclusiones que inicialmente no mencionaba la transición de los combustibles fósiles.

La COP28 concluyó entre críticas ¿Cuál es el balance?

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) ha concluido con un acuerdo que para algunos expertos/as es el “principio del fin de los combustibles fósiles” y para otros/as es un documento con metas demasiado ambiciosas para la realidad de financiamiento y capacidad de los países más empobrecidos. Mientras se celebra este hito, la comunidad internacional se encuentra dividida sobre la dirección, la velocidad de la transición climática y los actores que protagonizarán este proceso. 

El acuerdo, considerado como “histórico”, se destaca entre otros documentos al afirmar, por primera vez en la historia de la COP, que los países miembros están de acuerdo en sustituir los combustibles fósiles por energías limpias. Este cambio se produce después de que el documento final se modificara durante las negociaciones extendidas entre los países y demás participantes del evento. 

¿Un adiós definitivo a los combustibles fósiles?

El acuerdo final de la COP28 invita a los países a tomar acción suficiente y urgente en un proceso para abandonar los combustibles fósiles en sus sistemas energéticos de manera justa y ordenada. Según los diálogos, la reducción neta a cero debe alcanzarse para 2050. Aunque esta disposición representa un paso significativo, la ambigüedad en la implementación y financiamiento de esta transición suscita preocupaciones entre los expertos/as.

El acuerdo de la COP28 envía un mensaje claro a las industrias y los inversores: el tiempo para el petróleo, el gas y el carbón se agota. Esta declaración, considerada como una despedida gradual de los combustibles fósiles, marca un hito en la lucha contra la crisis climática. Sin embargo, persisten desafíos sobre cómo se realizará esta sustitución o sobre la implementación de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono que no se ha explorado suficiente, y que aún así, se menciona en el texto. 

Sobre esta decisión, Márcio Astrini, Secretario Ejecutivo del Observatorio del Clima, comenta que “este resultado de la COP28 es fuerte en señales pero débil en sustancia”, lo que significa que aún se deben sentar las bases para un acuerdo macro, que atienda a las comunidades más pobres y vulnerables del mundo y a la naturaleza. 

¿Por dónde se empieza? 

Por otra parte, el acuerdo incluye la meta de triplicar las energías renovables para 2030, pero sin una ruta clara de financiamiento para los países más vulnerables a la crisis climática. Aunque se destaca la importancia de las energías limpias, especialmente con referencia a la reducción de los costos de las energías renovables en diversos países, la falta de cuantificación y equidad genera dudas sobre qué tan real puede ser esta implementación

El texto del balance mundial aboga por “triplicar la capacidad mundial de energías renovables y duplicar la tasa media anual mundial de mejora de la eficiencia energética de aquí a 2030”. Camila Mercure, analista de política climática en Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), una vez más, comenta que “aunque esto es un compromiso valioso, es necesario que el país avance en ese sentido, con políticas acordes a sus necesidades, prioridades y posibilidades. Además de palabras, se necesitan acciones concretas”. 

Financiamiento climático 

Pese al carácter “histórico” con el que se ha descrito el acuerdo, el financiamiento climático sigue siendo un punto crítico, con algunas mejoras notables sobre la cantidad de recursos destinados a la acción climática. Aunque se ha logrado movilizar dinero de diferentes fuentes, así como nuevos compromisos financieros en diversas áreas climáticas, la implementación efectiva sigue siendo una preocupación, pues no todos los países arrancan esta carrera hacia la carbono neutralidad y la transición energética desde el mismo punto de partida. 

En este contexto, los diálogos específicos sobre financiamiento se caracterizaron por decisiones un tanto débiles a escala local y alerta sobre la necesidad urgente de apoyo internacional continuo y reforzado para los países en desarrollo.

Definitivamente, subyacente a la acción climática está la necesidad de financiar adecuadamente el proceso. Para resumir los avances de la COP28 de hoy, el presidente de la cumbre, Al Jaber, incluyó la movilización de más de 85.000 millones de dólares. Sin embargo, algunos sectores expresaron su disgusto con el acuerdo final. Joab Okanda, Asesor Principal sobre el Clima en Christian Aid, destaca que “está claro que la era de los combustibles fósiles está llegando a su fin. Puede que no hayamos clavado el clavo en el ataúd aquí en la COP28, pero el fin de la energía sucia está llegando. Sin embargo, hay un agujero enorme en la financiación de la lucha contra el cambio climático para financiar realmente la transición de la energía sucia a la energía limpia en los países en desarrollo. Sin eso, corremos el riesgo de que el cambio global sea mucho más lento”.

Ante este panorama, es claro que las metas fijadas pueden no ser alcanzadas por aquellos países que tienen desventajas en términos de financiamiento y adaptación efectiva. 

Reflexiones finales de la COP28

Aunque la COP28 comenzó con la histórica aprobación del Fondo de Pérdidas y Daños, el resto de las negociaciones se centraron en los combustibles, dejando el financiamiento para la adaptación como un pendiente para la COP29 en Bakú, Azerbaiyán o incluso para la COP30 que se celebrará en Brasil. Mientras que el presidente de la COP28, el sultán Al Jaber, celebró este encuentro que permitió poner al mundo “en la dirección correcta”, distintos sectores expresaron su disgusto con el acuerdo final, pues no marca una ruta clara hacia la transición. Según una declaración de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS), “el texto no ofrece el balance necesario para fortalecer la acción global y corregir el rumbo frente al cambio climático”.

En resumen, la COP28 ha dejado una marca indeleble en la historia de la acción climática, pero su implementación y el camino hacia futuras cumbres climáticas aún requieren una atención meticulosa. Con la urgencia de la crisis climática, las miradas se vuelven hacia la acción inmediata, y la comunidad global espera que estos acuerdos se traduzcan en acciones concretas para salvar nuestro planeta… 

¿Será posible? 

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