El mundo se enfrenta a un gran dilema: por un lado es cada vez mayor la demanda energética, mientras que por el otro, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advierte que debemos eliminar al 100% las emisiones de carbono antes del 2050 para evitar serios problemas ambientales en el futuro. Ante esto, es difícil imaginar que la humanidad dé el salto a un estilo de vida sin energía y por ello nace la pregunta: ¿Qué tal si impulsamos la transición energética hacia una economía sin carbono?
El primer paso para empezar con la transición energética hacia una economía sin carbono es dejar de pensar en “imposibles”. La tecnología de hoy nos permite explorar nuevas posibilidades y alrededor del mundo se están desarrollando grandes alternativas para dejar de depender de fuentes que requieren combustibles fósiles.
Hablemos en particular de una de ellas: el hidrógeno verde
El hidrógeno se utiliza actualmente en distintas industrias como la manufacturera, agrícola, metalúrgica, farmacéutica, entre muchas otras. Pero ahora también se posiciona como una alternativa energética ya que se puede usar para alimentar celdas de combustible que hagan funcionar carros, buses, barcos, aviones ¡O cualquier vehículo!
La principal ventaja del hidrógeno como fuente alternativa de energía es que es el elemento químico con mayor presencia en todo el planeta. No obstante, tiene un gran problema: no se encuentra en estado libre en ningún tipo de yacimiento. Es decir, siempre está en conjunto con otras moléculas y debe extraerse a partir de fuentes como el agua, el gas natural o el carbón.
La utilización en sí del hidrógeno no representa una amenaza para elambiente, el problema recae en las técnicas utilizadas para extraer la molécula. Las principales son:
Como pudiste notarlo, la primera opción es sumamente nociva. La combustión del carbón no solo libera hidrógeno, sino que también genera emisiones de dióxido de carbono.
Si bien este tipo de extracción es el más utilizado actualmente por sus bajos costos, el hidrógeno generado no es útil para la transición energética y recibe la categoría de “hidrógeno gris”. Este se utiliza principalmente para la producción de fertilizantes.
En segundo lugar se encuentra el “hidrógeno azul”. Este hace referencia al que es extraído del gas natural o electrólisis generada a partir de energía proveniente de combustibles fósiles.
Este tipo de hidrógeno es mucho menos contaminante, pero en el camino por la carbono neutralidad al 2050 no sirve ya que los materiales utilizados en los procesos de extracción generan gases de efecto invernadero. Además, actualmente la obtención de “hidrógeno azul” es mucho más costosa que la del gris, causando que muchas organizaciones le sigan dando prioridad al que es extraído del carbón.
Actualmente, el hidrógeno como combustible para generar electricidad es una de las mejores alternativas para reducir las emisiones de carbono. Según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero, en Colombia el sector de la energía es el responsable del 30,7% de las emisiones de gases de efecto invernadero por año. Y como si fuera poco, la mitad de esa cifra es generada por el sector del transporte.
Ahora el obstáculo es lograr que la extracción sea limpia. Se le llama “hidrógeno verde” a todo aquel que se obtiene sin emitir en su proceso gases de efecto invernadero.
Por ejemplo, si en una extracción por electrólisis se utiliza electricidad generada por los medios tradicionales, el hidrógeno resultante entrará en la categoría de ‘azul’. Si esa misma electricidad proviene de paneles solares o una planta eólica, habremos obtenido el “hidrógeno verde”.
En las proyecciones del Consejo de Hidrógeno, el panorama es positivo y se habla de que en las próximas décadas será posible la transición energética. Según esta entidad, ya hay más de 30 países con hojas de ruta diseñadas para impulsar el hidrógeno como fuente energética. Asimismo, se han anunciado 228 proyectos de gran escala para trabajar por este propósito.
Se estima que si todos estos proyectos llegan a buen término, la inversión en transición energética llegaría a superar los 300 millones de dólares antes del 2030. Una de las principales metas es conseguir que el costo de la extracción del hidrógeno azul y verde disminuya significativamente para que sea competitivo frente al gris; según el consejo, este objetivo se estaría alcanzando entre el 2028 y el 2034.
Sin embargo, la gran mayoría de estas iniciativas provienen de Europa, Asia y Australia. Si bien la extracción de hidrógeno se puede realizar en cualquier territorio, nuestra región aún necesita dar el primer paso para aprovechar esta alternativa de transición energética.
Desde el proyecto Camino Hacia Carbono Neutral, financiado por UK Pact y liderado por las organizaciones OpEPA y Climate Reality América Latina en alianza con la Procuraduría General de la Nación, se busca construir lazos y así conectar a las instituciones y a la sociedad civil con alternativas y soluciones frente a la crisis climática.
Durante su gestión, el proyecto ha participado activamente para entablar conversaciones con gobernantes, ciudadanía, sector privado y periodistas, con el objetivo de brindarles herramientas que permitan incluir la descarbonización como parte de los planes y narrativas adelantadas, y así construir comunidades resilientes a la crisis.
Si deseas conocer más sobre el proyecto y las alternativas que puedes tomar frente al cambio climático y la preservación del medio ambiente, ingresa a nuestro sitio web y explora las acciones que cuentan con un alto potencial de éxito en la mitigación de la crisis.
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