Como humanidad debemos frenar el calentamiento,
para ello se requieren grandes transformaciones sociales y,
como parte de la sociedad, el periodismo debe hacer su propia reinvención.
Comité directivo de Consejo de Redacción
En medio de una excursión escolar, al tiempo en que la mayoría de los estudiantes disfrutaban, Laura se angustiaba por la contaminación en donde estaba. Su nivel de empatía por el medioambiente la llevó a sentirse inconforme al ver un paisaje en el que antes había naturaleza, rodeado de plástico. Con el tiempo, para Laura visitar parques y playas ya no era sinónimo de tranquilidad. Todo lo contrario, le producía solastalgia.
A sus 37 años Laura decidió acudir a un centro de psicología clínica en Valencia, España. Cuenta que ha dejado de consumir noticias sobre la crisis climática porque los titulares sobre desastres naturales y las imágenes catastróficas le generan ansiedad. Pero aclara: no quiere cambiar su conciencia medioambiental, sino reducir su malestar al realizar acciones climáticas y recuperar la esperanza.
Neologismos ambientales
Aunque parezca ajeno, la comunicación y el periodismo guardan cierta responsabilidad en la manera en cómo actúan las audiencias, no solo por el hecho de informar, sino también porque motiva o desmotiva a querer realizar un cambio. Y más allá de una afirmación ligera, se sustenta en los nuevos conceptos que surgen tras la actual crisis climática, o al menos en dos de ellos: la ecoansiedad y la solastalgia.
Durante el primer encuentro de comunicadores/as, periodistas y líderes/as de opinión interesados en comunicar la crisis climática realizado el pasado 2 de diciembre por Camino Hacia Carbono Neutral, una de las participantes comentaba que su deseo es “implementar actividades en clase para evitar la ecoansiedad que se viene presentando entre niñas y niños”.
Un estudio de la revista científica Lancet Planetary Health entrevistó a más de 10 mil jóvenes de 10 países y concluyó que el 84% de ellos sienten una extrema preocupación por el cambio climático. La ecoansiedad está relacionada con el pensamiento de que las acciones actuales son insuficientes para dar un giro al calentamiento global. La solastalgia —unión entre las palabras en latín solacium (consuelo) y algia (dolor)—, por su lado, describe la angustia crónica producida por los desastres naturales.
Uno de los principales retos de la comunicación consiste en convertir estas preocupaciones en acciones reales, todo mediante una comunicación asertiva que permita ver soluciones donde pareciera no las hay.
Laura, quien llegó al Centro de Terapia de Conducta de Valencia, Cetecova, reemplazó la lectura de noticias más sensacionalistas por otras con datos científicos y sin tantas imágenes catastróficas. Entre sus cambios, comenzó a difundir por redes sociales noticias con información más exacta sobre la situación en que se encuentra el planeta y lo que se puede hacer al respecto como individuo. “Noticias positivas”, le llama.
Periodismo de soluciones
Según una encuesta de percepción hecha en el 2016 por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM, el 75% de los entrevistados reconoció estar poco o nada informado con respecto al cambio climático.
Los titulares apocalípticos, aunque llamen la atención del lector, poco lo motiva a actuar. De hecho, su mensaje puede ser contraproducente y comunicar que no hay nada que hacer para revertirlo. Y aunque no se trata de negar la crisis climática en la que se encuentra el planeta tierra, sí es necesario presentar soluciones y ejemplos de resiliencia del gran número de comunidades que se resisten —y adaptan— a los efectos del cambio climático.
El 30 de noviembre, por medio de un Twitter Space, Camino Hacia Carbono Neutral conversó con Antonio Paz, periodista en Mongabay Latam y Santiago Luque, periodista en Rutas del Conflicto. Desde sus medios, cada uno ha intentado replicar historias que inviten a la acción colectiva. El pesimismo y optimismo fueron conceptos que se abordaron durante la conversación, ambos necesarios: el primero para entender la realidad y el segundo para actuar frente a ella.
En el libro —guía— El medio ambiente, un desafío periodístico, publicado por Consejo de Redacción, se encuentra como caso de estudio un reportaje hecho por Mongabay, en la que se relata la historia de la comunidad de Palawan, Filipinas, en la que afectados por la reducción del turismo ecológico, a causa de la pandemia, decidieron apostar nuevamente por una economía basada en el aprovechamiento de sus recursos naturales.
El reportaje no solo cuenta la realidad económica en la que se encontraban las familias, sino que tomó como referencia algunas comunidades que cuidaron sus áreas protegidas, asegurándose de que la tala indiscriminada y las actividades de pesca no afectaran en gran medida su biodiversidad. Replicar soluciones comunitarias impulsa la acción colectiva.
Durante el espacio, Antonio Paz también se refirió a que la rigurosidad periodística a la hora de tratar temas ambientales y científicos debe ser más aguda para evitar malas interpretaciones y mensajes erróneos.
Liza Gross, periodista y vicepresidenta de la Red de Periodismo de Soluciones (SJN, por sus siglas en inglés) utiliza el periodismo de soluciones para reconectar con sus lectores. Así le contaba a la Fundación Gabo sobre su experiencia: “Nos ayuda a superar la falta de participación o de interacción de las audiencias, como también la falta de confianza y la apatía con respecto a las noticias”.