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Los países miembros de la COP15 se comprometieron a conservar el 30% de la tierra, las zonas costeras y los océanos del mundo.

COP15 finaliza con histórico acuerdo para proteger la biodiversidad

La Conferencia sobre Biodiversidad de las Naciones Unidas (COP15) concluyó con un importante acuerdo para impulsar acciones alrededor del mundo que frenen el deterioro del planeta y lograr que para 2050 el ser humano viva en armonía con la naturaleza.

Este evento tuvo lugar entre el 7 y 19 de diciembre en Montreal, Canadá, y contó con la participación de representantes de 188 gobiernos. En la misma línea temática que la COP27, se trabajó en torno a la recomendación del IPCC para mantener el aumento de la temperatura de la tierra por debajo de los 1,5°. Sin embargo, esta cumbre tuvo como pilares los siguientes objetivos:

  • Adopción de un marco de trabajo equitativo y global
  • Hacer frente a la explotación, contaminación, y las prácticas agrícolas insostenibles
  • Protección de los derechos de los pueblos indígenas
  • Financiación para la biodiversidad y las inversiones sostenibles

30-30-30: El gran acuerdo de la COP15

El resultado más importante de la COP15 fue el compromiso por adoptar el Marco Global de Biodiversidad (GBF por sus siglas en inglés), un documento que será la hoja de ruta para que los países miembros tomen acciones que aborden la pérdida de biodiversidad, restauren los ecosistemas y protejan los derechos de los indígenas.

Además, el documento plantea acciones concretas para frenar el deterioro de la naturaleza mediante la protección del 30% del planeta y el 30% de los ecosistemas degradados para 2030; una meta ambiciosa teniendo en cuenta que, según datos de la UNEP, solo el 17% de las zonas terrestres y el 8% de las marinas están protegidas. De igual manera, el acuerdo deja establecidas las bases para aumentar la financiación para los países en desarrollo, uno de los principales puntos pendientes de la pasada COP27 en Egipto.

El Marco Global de Biodiversidad cuenta con 23 objetivos puntuales que se enmarcan en cuatro grandes temáticas: reducir la tasa de extinción de todas las especies; garantizar el uso y gestión sostenibles de la biodiversidad; hacer un reparto justo de los ganancias obtenidas por la utilización de los recursos genéticos; y garantizar que los países en desarrollo cuenten con los medios necesarios para la implementación del plan. 

Entre algunas de las metas encontramos: 

  • Conservación efectiva de por lo menos el 30% de la tierra, las zonas costeras y los océanos del mundo
  • Restauración del 30% de los ecosistemas terrestres y marinos
  • Reducir la pérdida de zonas de gran importancia para la biodiversidad
  • Reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos
  • Garantizar 200.000 millones de dólares anuales de fuentes públicas y privadas para la financiación de la biodiversidad
  • Aumentar los flujos financieros internacionales de los países desarrollados a los países en desarrollo
  • Exigir a las empresas e instituciones financieras que supervisen, evalúen y divulguen de forma transparente los riesgos e impactos sobre la biodiversidad 

Si bien se trata de un acuerdo histórico, es necesario que se haga un seguimiento riguroso de la implementación para que realmente pueda generar un cambio, tal y como ya advirtió Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, “no podemos cometer el error de pensar que el tiempo está de nuestra parte si tenemos éxito aquí. La única posibilidad de alcanzar los objetivos de 2030 es con una acción mayor y más urgente. Los gobiernos tendrán que ponerse a trabajar en todos los sectores, ministerios y departamentos”.

Cabe recordar que 10 años atrás la Conferencia sobre Biodiversidad de las Naciones Unidas ya se había comprometido con objetivos similares, pero a la fecha no se han planteado metas reales y medibles que permitieran su cumplimiento. En esta ocasión el abordaje ha sido distinto y se proyecta para ser un verdadero hito en la protección de la biodiversidad.

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