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CHCN presenta las recomendaciones que deben ser abordadas desde el sector financiero para dinamizar la acción climática.

Recomendaciones para los actores de financiamiento

Los impactos del cambio climático en Colombia reflejan los desafíos que enfrenta el país en relación al mayor reto socio-ambiental que enfrenta la humanidad.  Colombia ha experimentado un aumento de la temperatura promedio, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), en 0.9°C en los últimos 50 años. Este aumento se refleja en eventos climáticos extremos como la intensidad en las lluvias(+15,2%) y un periodo mucho más largo de los fenómenos de la niña y del niño. Estas variaciones en los patrones de lluvia y las temperaturas tienen impactos negativos en la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y el transporte.

De igual forma, la deforestación, el consumo de combustibles y otros energéticos contribuyen con la generación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel nacional. El país, en el marco del Acuerdo de París, ha establecido compromisos ambiciosos: reducir sus emisiones de GEI en un 51% para el 2030 y ser carbono neutral  a 2050

Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), se estima que se deben invertir entre $8.76 y $14,19 billones de pesos anuales hasta el 2030 para lograr la reducción de las emisiones pactadas y entre $5,8 y $10,5 billones de pesos anuales para acciones de adaptación climática. Esto representa al menos el 1.2% del PIB del 2021. Si se tiene en cuenta que la inversión anual es del 0.16% del PIB, el mayor reto está en movilizar cerca del 1%  del PIB anual en inversiones climáticas (ENFC, 2022).

Desde el proyecto CAMINO HACIA CARBONO NEUTRAL, una iniciativa de UK PACT en Colombia, desarrollada por la Organización para la Educación y Protección Ambiental- OpEPA- y The Climate Reality Project América Latina, se ha identificado que, si bien todos los actores (sector público, privado, academia, las ONG, cooperación  internacional y financiero) reconocen que tienen un rol para lograr el desarrollo de proyectos y el financiamiento climático. El sector público y el sector financiero se reconocen como los actores fundamentales del proceso de financiación, el sector privado y el sector cooperación internacional y las ONG se reconocen como actores estratégicos para el desarrollo de nuevos y novedosos mecanismos de financiación, innovación y desarrollo tecnológico y el sector académico se reconoce como un actor articulador para el acceso a recursos, el desarrollo tecnológico y la transferencia de conocimiento. 

Es por ello que, bajo este contexto, el sector financiero desempeña y reconoce su papel fundamental en la movilización de los recursos requeridos, dado que las entidades financieras contribuyen a: 

  1. Asignación de recursos para proyectos y actividades verdes, que permitan tener una economía inclusiva, sostenible, biodiversa, baja en carbono y resiliente.
  2. Dinamización del mercado en torno a la toma de decisiones estratégicas en relación a las transiciones energéticas y tecnológicas de  una economía sostenible (incentivos hacia nuevas tecnologías, transporte bajo en carbono, la construcción sostenible, las energías renovables y eficiencia energética, las soluciones basadas en la naturaleza, las tecnologías agrícolas resilientes al clima o las prácticas de gestión de la tierra más sostenibles).

El proyecto CAMINO HACIA CARBONO NEUTRAL presenta las principales recomendaciones que deben ser abordadas desde el sector financiero para dinamizar la acción climática. Estas recomendaciones son el resultado del ejercicio desarrollado desde el nivel territorial en los departamentos de Antioquia, Atlántico, Boyacá, Cundinamarca y Valle del Cauca y buscan articular las barreras del sector público subnacional, local y social comunitario con relación al acceso de recursos para el financiamiento climático.

1. Movilización de recursos para la financiación subnacional

Los efectos del cambio climático en el país son evidentes y se expresan en importantes impactos a nivel municipal. Tanto los entes territoriales, como el sector privado y la sociedad civil son quienes lideran el desarrollo de acciones a escala subnacional y local. Bajo este contexto, es necesario mejorar el acceso de los municipios y las organizaciones sociales a fuentes de financiamiento diversificadas, más allá de las transferencias que reciben de los gobiernos centrales. 

En este sentido, se requiere: 

  1. Trabajar con los sectores de emprendedores, agricultores de pequeña escala, alfarería artesanal, ladrilleros, entre otros pequeños productores que dinamizan la economía local, así como formas de organización social como las juntas de acción comunal.
  2. Desarrollar productos/mecanismos que permitan combinar las transferencias y recursos existentes de los gobiernos locales con recursos financieros viables con las características financieras municipales (Categorías 4, 5 y 6, capacidad de endeudamiento, entre otros).
  3. Evaluar las condiciones y requisitos para los sectores anteriormente mencionados para los cuales hoy el acceso a productos verdes es limitado o restringido.

Es importante tener en cuenta que para este proceso la movilización de recursos no supera en muchos casos los 500.000 USD. Por esta razón, se necesita fomentar la innovación en productos e instrumentos de financiación y fondeo con apoyo de multilaterales y otros que puedan diferenciarse sobre inversiones tradicionales utilizando la Taxonomía Verde de Colombia como uno de los instrumentos de referenciación para la clasificación de activos y actividades verdes.

Si bien el cambio climático afecta de manera diferencial a los grupos poblacionales mujeres, jóvenes, comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinos y otros trabajadores rurales, a nivel de financiamiento resulta de gran relevancia considerar el enfoque de género e inclusión social (GESI), de tal manera que los proyectos climáticos además de aportar a la mitigación y adaptación, reduzcan las desigualdades y mejoren la calidad de vida de las personas y en especial de los grupos más vulnerables de la sociedad.

2. Lenguaje claro y común

Conceptos como desarrollo sostenible, cambio climático, financiamiento climático, productos verdes, mecanismos de financiación son términos ampliamente utilizados en el sector financiero, pero desconocidos en el sector público subnacional y comunitario. Así mismo, términos como adaptación climática, desarrollo regenerativo, fuentes no convencionales de energías renovables, descarbonización, carbono neutralidad, entre otros, son utilizados por formuladores de proyectos e iniciativas climáticas, pero desconocidos por el sector financiero.

Existe un conocimiento reducido de la Taxonomía verde nacional y el cómo este instrumento puede potencializar la gestión de recursos hacia el cambio climático. 

Es por ello que es necesario unificar el lenguaje y acercar al sector financiero actores del sector ambiental para el desarrollo de un lenguaje común, claro y cercano para todos los grupos de interés. En este sentido, difundir la taxonomía verde nacional, dinamizar la comunicación de la misma a todos los niveles y actores, así como desarrollar acciones de socialización, contar con páginas web sencillas, redes, de información de productos verdes/acciones/soporte, es clave para dinamizar el mercado y el acceso a los recursos.

3. Presencia, cooperación y coordinación

La articulación de actores (público, privado, cooperación) es necesaria. Esta articulación es posible en la medida en que los actores se conozcan y se relacionen entre sí. Es por ello qué es necesario el desarrollo de espacios de relacionamiento donde todos los actores de la cadena de valor (actores sociales, municipales, publico nacional y cooperación) puedan conocer: 

  1. Las iniciativas y problemáticas locales.
  2. Los recursos disponibles.
  3. Los requisitos necesarios para el acceso a financiación y se dé entre los actores un mayor entendimiento hacia dónde debe dirigirse la inversión o en qué casos ésta debe ser mejorada. 

Estos espacios, de igual forma, deben descentralizarse y llegar a los territorios en los niveles departamentales, cabeceras municipales, entre otros. En este sentido, las organizaciones que desarrollan procesos de asistencia técnica son fundamentales para el desarrollo de estos espacios de conexión así como los nodos de cambio climático territoriales juegan un rol fundamental para la articulación y la conexión.

4. Regulación y supervisión financiera de los riesgos derivados del cambio climático.

No desarrollar acciones climáticas aumenta el riesgo y la vulnerabilidad climática nacional. Es prioritario determinar cómo los riesgos relacionados con el cambio climático y el medio ambiente se transmiten a las economías en sus jurisdicciones y al sector financiero.

Para ello, es importante desarrollar una metodología de identificación de riesgos clara y sencilla de forma que una organización financiera pueda evaluar los proyectos e iniciativas y asignar los recursos adecuados para abordar los riesgos ambientales y relacionados con el clima.

Esta metodología debe identificar no solo las exposiciones de las entidades supervisadas que son vulnerables a los riesgos ambientales y relacionados con el clima, sino también evaluar las pérdidas potenciales en caso de que estos riesgos se materialicen. Esto generará un entendimiento para gestionar los riesgos ambientales. Además, en este proceso deben incluirse acciones y territorios que deben apoyarse ya que su no ejecución pone en riesgo la vulnerabilidad nacional.

En este sentido, habilitar diálogos entre las entidades del sistema financiero y los territorios frente a sus exposiciones y vulnerabilidades a los riesgos físicos y de transición climática es clave para su entendimiento y gestión. Por ejemplo, los análisis cuantitativos prospectivos como el desarrollado por el Banco Mundial y la SFC 1 a través del documento ‘Un realismo no tan mágico: pruebas de estrés climático de la banca colombiana’, donde se examinaron diferentes escenarios y sus posibles efectos en el sector bancario colombiano. En este ejercicio identifican y evalúan varios riesgos relacionados con el clima en el sector bancario colombiano que puede ser tenido en cuenta como base para avanzar en una metodología unificada.

De igual forma, promover la innovación en la oferta de seguros es fundamental para minimizar los riesgos y que se puedan atender las necesidades poblacionales frente a los riesgos derivados del cambio climático. 

5. Desarrollo de capacidades

La acción climática requiere el desarrollo de capacidades técnicas en todos los actores:

  1. En los desarrolladores de proyectos para una estructuración debida para los financiadores, el conocimiento de actores de financiamiento nacionales y cooperantes y los requisitos necesarios para el acceso a recursos.
  2. En el sector público para fortalecer la gestión de estructuración de proyectos para el gobierno nacional y el conocimiento de actores de financiamiento nacionales y cooperantes.
  3. En el sector financiero para la recopilación de datos y métricas para definir la manera más efectiva de incorporar estos asuntos en empresas o entidades financieras.

En este sentido, el sector de financiamiento puede apoyar la asistencia técnica requerida a nivel territorial, apalancar organizaciones que desarrollen este proceso como la academia y las organizaciones sin ánimo de lucro y  desarrollar programas de sensibilización y capacitación en territorios de sus productos existentes.

6. Datos, métricas para desarrollo de oportunidades

La capacidad para movilizar nuevos recursos de cooperación, gestionar los recursos internos y priorizar acciones depende en gran medida del acceso a datos confiables de diferentes fuentes, que pueden ser gubernamentales, científicas, agremiaciones y corporativas.

Es relevante desarrollar indicadores nacionales que nos permitan: 

  1. Identificar la cantidad de recursos movilizados.
  2. Las fuentes de financiación.
  3. Los sectores financiados.
  4. Las necesidades que no cuentan con financiamiento.
  5. Riesgos y oportunidades a los que se enfrenta el sector financiero.

 Para ello, los gremios pueden avanzar en la definición de sus indicadores climáticos claves y gestionar tableros de control o “Dashboard Climáticos” y, a través de procesos de articulación, comunicar la evolución del enverdecimiento del sistema financiero  y sus productos, así como apoyar la identificación de brechas de información para continuar profundizando los análisis de políticas climáticas nacionales y locales. Este proceso es fundamental para cerrar las brechas de información existentes en información climática.

CONCLUSIÓN

El financiamiento climático es una oportunidad para que desde el sector financiero se logre la implementación de proyectos a todos los niveles. Si bien existe todo un marco de referencia internacional para el financiamiento climático, este es un proceso evolutivo de construcción y sinergias. La ventana de acciones a implementar es variada y cualquiera de los retos que se aborde permite avanzar en ese camino y metas definidas a nivel nacional, regional y local entendiendo que la descarbonización de la economía es una oportunidad de inversión a largo plazo.

Por: Kelly Basabe, coordinadora de financiamiento climático CHCN

Noviembre 2023