Este capítulo explica cómo y por qué es importante incorporar los Objetivos para el Desarrollo Sostenible dentro de los Planes de Desarrollo del nivel territorial, con énfasis en aquellos que aportan a la mitigación y adaptación de la crisis climática.
El cambio climático, producto del propio actuar humano, constituye una amenaza latente para el bienestar presente y futuro, impactando de distintas maneras los territorios que habitamos. Su gestión tiene que ver directamente en cómo pensamos el modelo de desarrollo y bienestar que guía nuestro territorio; cómo nos adaptamos a sus impactos y cómo logramos disminuir sus efectos futuros, por medio de la mitigación de GEI.
En respuesta a lo anterior, así como a otros retos que enfrenta la humanidad como la desigualdad, la pobreza, el hambre, las deficiencias en la salud y en la prestación de servicios básicos, la inestabilidad política y de seguridad de las naciones, entre otras, en 2015, la Asamblea general de la ONU adoptó La Agenda 2030 el Desarrollo Sostenible, la cual, por medio de 17 objetivos y 169 metas busca justamente brindar lineamientos amplios, que se apliquen a escala local, considerando las características de los territorios, para asumir el reto de aumentar el bienestar humano sin afectar las condiciones biofísicas del planeta que lo determinan (estado de salud de los ecosistemas, estabilidad química de la atmósfera, calidad del agua y del aire, etc.). Estos son conocidos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Toda vez que los mandatarios territoriales tienen como objetivo primordial velar por el bienestar de sus habitantes, y su principal herramienta de política pública es el Plan de Desarrollo, los ODS constituyen una herramienta indispensable para asumir este reto en tiempos de crisis climática, por eso la necesidad de su incorporación.
El desarrollo se ha consolidado como objetivo y visión de bienestar de la mayoría de sociedades en el planeta, al menos desde la época de la posguerra. Pese a que con el avance de los años es claro que la calidad de vida de muchas personas en el mundo ha tenido algún tipo de mejoría, ha significado al mismo tiempo un daño ecológico de dimensiones alarmantes. Vivimos en la era del antropoceno, es decir, la era en donde la actividad humana ha tenido tal impacto en el planeta que ha llevado a modificar las condiciones biofísicas que le permiten a los seres humanos habitar la Tierra en un “espacio seguro de operación”, entre ellas el clima.
Es entonces necesario repensarnos el desarrollo y el bienestar como hasta ahora lo hemos hecho. Es preciso reconocer los límites planetarios que restringen la actividad humana y apostar por formas de vida en sociedad que nos permitan vivir de manera armónica con el mundo que nos rodea y del cual interdependemos. La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible apuestan a ese cambio de paradigma, iniciando por reconocer, como que no hay países desarrollados en relación con el cambio climático. Teniendo en cuenta este vínculo entre desarrollo y gestión del cambio climático, la Ley 1931 de 2018 “Ley de Cambio Climático” señala expresamente que las autoridades departamentales, municipales y distritales deberán incorporar dentro de sus planes de desarrollo la gestión del cambio climático (Art. 8 y Art.9).
Incluir los ODS dentro de los Planes de Desarrollo Territorial constituye una herramienta fundamental ante el reto que supone garantizar el bienestar de los habitantes de los territorios en tiempos de cambio climático. Ahora bien, una vez que la crisis climática supone un riesgo para todas las dimensiones de la vida, los 17 ODS responden a esos distintos campos de acción frente a los que hay que actuar. Sin embargo, hay algunos que constituyen la base fundamental para la garantía de otros, como bien ejemplifica con Johan Rockström (director del Stockholm Resilience Centre) y Pavan Sukhdev (miembro del Consejo Asesor del Stockholm Resilience Center) durante Stockholm EAT Food Forum 13. Así pues, en concordancia con los ejes sobre Ordenamiento del territorio Alrededor del Agua y Transformación productiva de Internacionalización y acción climática del actual Plan Nacional Desarrollo, y desde lo dispuesto en los Planes Integrales de Gestión del Cambio Climático Territoriales y Sectoriales, consideramos fundamental priorizar en la construcción de los Planes de Desarrollo Territorial los ODS 6 (agua limpia y saneamiento), 13 (acción por el clima), 14 (vida submarina) y 15 (vida de ecosistemas terrestres), de acuerdo con las particularidades de cada territorio y apalancado por la creación de alianzas entre actores, sectores y territorios (ODS 17), de tal manera que se aporte al mejoramiento de la calidad de vida y la reducción de las desigualdades (ODS 10).
Tomado de https://ecoacsa.com/ods/