En días pasados Antonio Guterres, secretario general de la ONU, anunció que “el cambio climático está aquí. Es aterrador. Y es apenas el comienzo. La era del calentamiento global ha terminado. La era de la ebullición global ha llegado”, haciendo referencia al último informe de la Organización Metereológica Mundial (OMM) que indica que el mes de julio de este 2023 pasará a la historia como el mes más caluroso del que se tenga registro.
Si bien es un anuncio alarmante, el discurso de Guterres continúa con un mensaje contundente enfocado en la necesidad de generar cambios inmediatos y de alto impacto, “todavía es posible limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C y evitar lo peor del cambio climático. Pero sólo con medidas drásticas e inmediatas. Hemos visto algunos avances. Un fuerte despliegue de las energías renovables. Algunas medidas positivas en sectores como el transporte marítimo. Pero nada de esto va lo suficientemente lejos ni lo suficientemente rápido. La aceleración de las temperaturas exige una acción acelerada”.
Pueden parecer dos mensajes opuestos, pero en realidad se trata de dos caras de una misma moneda que, más que acabar con la esperanza, invitan a que desde todos los sectores de la sociedad se tome la acción climática como una prioridad.
Empecemos a analizar paso por paso…
La OMM en conjunto con Copernicus, el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea, anunciaron el pasado 27 de julio que de ahora en adelante este será considerado el mes más caluroso desde que se tiene registro, incluyendo el 6 de julio como el día más caluroso según el registro de temperatura superficial del aire.
Además, la temperatura media de la tierra superó temporalmente la barrera de 1.5° centígrados que se estableció en el Acuerdo de París como punto de quiebre para evitar los mayores efectos del cambio climático.
Este fenómeno se ha evidenciado con las fuertes olas de calor alrededor del mundo que, por ejemplo, en Europa ya se ha manifestado con temperaturas entre los 40° y 45° en algunos territorios.
Asimismo, Colombia no ha sido la excepción para esta problemática. Recientemente el Ideam informó que durante el mes de julio Santa Marta, Riohacha y Cartagena rompieron récords históricos de temperatura con registros máximos de hasta 38,4°C para la capital de La Guajira. Además la institución anunció que las proyecciones indican que el 2023 puede ser uno de los años más calurosos de la historia de Colombia como resultado del fenómeno del Niño.
El discurso que ya mencionamos de Antonio Guterres no se centra únicamente en describir la gravedad de la situación en la que nos encontramos, sino que también cierra con un contundente llamado a la acción urgente: “Las pruebas están en todas partes: la humanidad ha desencadenado la destrucción. Esto no debe inspirar desesperación, sino acción. Aún podemos detener lo peor. Pero para ello debemos convertir un año de ardiente calor en un año de ardiente ambición. Y acelerar la acción por el clima, ahora”.
Tener “ardiente ambición” en este panorama puede parecer una gran reto, pero en realidad como sociedad hemos demostrado que con la determinación necesaria podemos generar los cambios que nos permiten enfrentar las situaciones de crisis.
Sin necesidad de irnos muy lejos, Bogotá es ejemplo a nivel mundial ya que cuenta con el Plan de Acción Climática (PAC) 2020-2050, el cual sienta las bases para que en los próximos 30 años la capital se convierta en un territorio carbono neutral y resiliente frente al cambio climático por medio de acciones enfocadas en las edificaciones, consumo de energía, gestión de residuos, protección de ecosistemas, gestión del riesgo, servicios públicos y transporte.
Por otra parte, en el 2020 el departamento de Antioquia se convirtió en el primer ente territorial en Colombia en declarar la emergencia climática con el objetivo de que la política pública tomara como prioridad la acción climática y actuara con urgencia frente a problemáticas como el aumento gradual de la temperatura, incremento de incendios forestales, el deterioro de la calidad del aire o el desabastecimiento de agua.
Estos son tan solo dos ejemplos, pero alrededor del mundo hay millones de personas trabajando con el mismo objetivo de hacer frente a la crisis climática y lograr que como humanidad cambiemos las maneras de actuar que nos han llevado a esta situación. Empezar a hablar de “ebullición” marca un antes y un después con respecto al problema que enfrentemos, pero no debe quedarse únicamente en provocar temor, debe ser un llamado que despierte a todos los sectores de la sociedad para ver la acción climática como un asunto primordial.
El mes más caluroso de la historia llega con nuevos retos para la humanidad y es responsabilidad de todos y todas impulsar los cambios que nuestro planeta y nuestra sociedad necesitan. Si quieres saber más sobre acción climática y cómo desde tu rol en la sociedad puedes contribuir te invitamos a visitar nuestra página. Allí encontrarás todo lo necesario para informarte sobre la descarbonización en Colombia y el mundo.
Desde el proyecto Camino Hacia Carbono Neutral, financiado por UK Pact y liderado por las organizaciones OpEPA y Climate Reality América Latina en alianza con la Procuraduría General de la Nación, se busca construir lazos y así conectar a las instituciones y a la sociedad civil con alternativas y soluciones frente a la crisis climática.
Durante su gestión, el proyecto ha participado activamente para entablar conversaciones con gobernantes, ciudadanía, sector privado y periodistas, con el objetivo de brindarles herramientas que permitan incluir la descarbonización como parte de los planes y narrativas adelantadas, y así construir comunidades resilientes a la crisis.
Si deseas conocer más sobre el proyecto y las alternativas que puedes tomar frente al cambio climático y la preservación del ambiente, ingresa a nuestro sitio web y explora las acciones que cuentan con un alto potencial de éxito en la mitigación de la crisis.
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